Emma Ballesté Swart

Otoño, cuídame otoño

Enterremos el sol,

y el calor del verano,

despidamos las flores,

y los campos colorados.

 

Con el barro mojado 

que encharca los caminos,

con las hojas tostadas

 por el sol desaparecido,

 

con los troncos arrugados 

como pieles envejecidas,

con las setas jóvenes

que asoman tímidas.

 

Los grillos ya no cantan 

sus melancólicas baladas,

las amapolas ya no levantan

sus ingrávidas alas.

 

El frío sopla y espanta,

el cielo se atasca,

las nubes se colapsan,

y el viento trae escarcha.

 

Melancólicos los prados,

melancólicos los ríos,

y los pájaros, abatidos,

ya no cantan en sus nidos.

 

Las hojas amarillas  susurran,

las esperanzas perdidas.

El verde perece,

y el amarillo se aviva.

 

Bienvenido fiel otoño,

cuídame de este frío,

cuídame de la tristeza

y cuídame del desvarío.