Soledad
Recluido en casa
las distancias se acortan
y
antes
que mis pupilas
tengan la oportunidad de acoplarse
las paredes recuperan su original aspecto.
La claridad exterior
enturbia los contornos
hasta
difuminar por completo la estancia.
Un suspiro descolora
un
no-anunciado encuentro.
La agenda se queda en blanco.
Mi cavilar sobre un inseguro futuro
desaparece
por el ventanal con miras
a
un gris-plomizo de horizontes lejanos.
El entorno se resiste
a
mutar su imagen
aferrándose
a
un quimérico pasado.
El teléfono
ha olvidado su ring-ring,
la puerta ha perdido su eslabón,
la calle mi interés;
mientras…,
palabras no pronunciadas
resecan mis cuerdas vocales…
De vuelta al sillón,
la
esperanza salir
de
este estado
de
ánimo
se
disipa
en
el
mismo
sus
pi
r
o
.