Trabajo casi todos los días,
en urgencias con las manos bien limpias,
con dulces enfermeras,
y en el quirófano con personas sufridas...
Intervengo a sabiendas,
de controlar y dominar bien mis fuerzas,
mis técnicas y destrezas,
con personas en su padecer enfermas...
No tengo medallas,
y nunca me esperan en increíbles fiestas,
pues me dedico a otras vidas,
a salvar a la gente de muertes gratuitas...
A veces me dan las gracias,
y en mis ojos siempre encuentran respuestas,
con afables complacencias,
desde mi vocación y entrega sin medidas...