En las buenas y en las malas
estás presente Señor,
siempre, muy dentro de mi alma,
iluminando, cual sol;
eres mi fe y esperanza,
gran paz en el corazón,
con tu presencia me salvas
de ese mal que amenazó;
agradezco tu presencia,
tanta luz en mi camino,
esa puertecita abierta,
esa voz que siempre sigo,
quien me guía y despierta,
la razón por la que vivo...