GDA

ME HAS VISTO INSISTENTEMENTE A LOS OJOS

Me has visto insistentemente a los ojos,
deduciendo que el mundo los percibe
tal como tú afirmas por exhibición,
y proclamas que te han camelado
exigiendo te los entregue en visión
prolongada para renunciar a los otros.

¿Y que diré yo de tus labios de carmín?
Tu dicción en mi alma se transcribe
y en tus labios guardas la pasión
con la que ya me tienes encendido;
mis ansias se agitaron como potros
con avidez de saciarse en ti.

Y también por tus ojos ofrezco
todo mi amor, aunque me sublevo
y resisto un poco, te consagro mi alma,
implorándote y suplicándote, maravilloso ser,
que mis sufrimientos decrezcas,
dándome amor y no dolores.