“Ese pensar es impuro”
es la voz de mi conciencia,
pero con cada día que pasa
la vida se escapa de mis manos
y me susurra al oído, hoy es ayer,
si ser profana es libar lo prohibido
y ahondar en lo consabido,
entonces mi cuerpo profanado
arderá en la flama
sin haberme arrepentido,
porque triste sería arrepentirme
por lo que dejé de hacer
y mi mente no estaría pura,
con un pensar lascivo.