Eres la nube crepuscular de mi cielo taciturno. Tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, viven en tí mis sueños infinitos.
La lámpara de mi alma sonrosa el pómulo de tu belleza inquebrantable.
¡Segadora de mis barcarolas solitarias! Tus labios agridulces saben al vino de la venganza.
Eres mía, eres mía, voy cantando en la brisa del crepúsculo.
Mis ojos sombríos han desembocado su
obscuridad en los ríos anchos de tus ojos, ¡cazadora del fondo de mi mirada! En las cuerdas de mi guitarra sonora está atrapada tu voz furiosa.
Eres mía, eres mía y viven en tu alma las veredas de ensueño.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos, en tus ojos comienza el país de los sueños.