La luna es una música nocturna
que guarda entre sus notas el misterio
silente de la vida y el imperio
de una sombra en el alma taciturna.
Allá se va, serena, en una urna
de leche cristalina, al cementerio
del cielo y, las estrellas, un salterio
le rezan a la prima luz dïurna.
El alba reconoce la oración,
despierta y se dirige a todas ellas...
-No temáis, que mañana habrá ocasión
para alumbraros otra noche bellas.
Y así deberá ser: con su canción
de nácar coronando vuestras huellas.