Soy el vencedor de mis guerras,
pero no el héroe homérico interpretado
por un actor de éxito;
y qué importancia tiene,
si no hubo nadie para verlo.
Batí en duelo mis males imaginarios,
nunca cicatrizaron las heridas invisibles
de tropiezos que no tuve
ni fatigaron las maratones que no existieron.
No hubo nadie lo bastante cerca
para reconocer las gestas de un farsante,
para inmortalizar en un cuadro de Velázquez
que firmé la paz con mi pasado.
Soy el vencedor de mis guerras,
un invicto de nada,
nada de esto sucedió,
digo con orgullo que soy un ganador
o no.