Te dejo ir en las tranquilas horas
cuando sombras rondan el horizonte,
sin apenas pensar digo tu nombre
y se escurre en la marea baja.
Una lucha febril de roca y ola
es la lucha brutal de sentimientos,
adheridos al alma cual la yedra,
inextinguible, fiero, tan intenso.
Mas la roca que airada desafía
toma solo el instante que conviene,
no se deja abatir en la porfía
sabe bien que las olas van y vienen.
En las horas cargadas de silencio
emoción agridulce del alivio,
abre el amor sus alas; alza vuelo
en esta inmensa playa de delirios.