Dale la enhorabuena de mi parte,
Hazle saber toda la suerte que tiene,
Y haz que se la merezca por todos los caídos en combate por tu amor,
Yo soy la voz de todos los que sufrimos por tu ausencia,
Los que fuimos incapaces de enamorarte.
Ese maldito al que has elegido,
Siempre será nuestro enemigo,
Obligale a que nuestro sacrificio no sea en vano,
Que sea consciente de lo afortunado que es,
De que tus ojos brillen con su mera presencia,
Que tu latido palpite al ritmo de su voz,
Que tus caderas se contoneen en las sabanas al son de su deseo…
Y tantas otras cosas que me parte el alma ni siquiera pensar.
Asegurate que sea consciente de ello,
Y que tu terrible elección haya merecido la pena,
Jamás te amara tanto como yo,
Puedes estar segura de ello,
Aunque soy un digno perdedor,
No dudare en hacerle pagar,
Si no valora aquello por lo que perdí el corazón.