Mi alma luce,
desde lo equidistante,
entre dos afluentes,
y un río,
partido en dos,
hueco y mitad.
luz y descanso,
paz y maravilla.
A dos jornadas de aquí,
a dos lunas,
entre tres soles
y cuatro rosas
está el punto seguido,
que los susurros del viento,
desde una pradera,
que la vista me heredó.
Mi cuerpo se nutre,
de pensamientos y reflexiones,
a través de instrumentos,
que son mis dedos y manos,
con pelos y señales.
y otras articulaciones,
que mecanizan
músculos y huesos,
cicatrices y experiencias.
A muchos años de luz,
de está vida en color,
a muchos versos de distancia
que rimen y animen,
está la comprensión del ser,
de nuestro cuerpo táctil,
y nuestra alma etiquetable.
La fusión entre sonrisa sincera,
y mirada dulce,
está la matemática conclusión
entre el amor y el respeto,
entre el cariño y la conformidad.
Autor: Fco. Peiró Gimenez
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