javiercastellano23

Marzo

Aquél mes de marzo que no se escapa 

de aquél año que no se olvida 

de aquél día soleado con fuerte ventisca, de palmeras y flores fucsias o quizás moradas...

Colgados de venus, cuál marionetas de Afrodita éramos, precipitamos a erupcionar como Pompeya, colocados, inmaculados por la flor que Dios sembró en nuestro jardín...

incineramos la moral.