Que la vida es un baldío
donde vagan las ausencias,
que la muerte es el destino
que impasible nos espera.
Que la carne es el vestigio
de cenizas que modelan
en los lúgubres sepulcros
las marmóreas canéforas.
Que las flores en las tumbas
son estambres de tristezas
que germinan en los sueños
pereciendo en la entelequia.
Que en la génesis fui barro
y en el término soy ciénaga.
Que las lágrimas son lluvia
sobre el polvo de la tierra.