"Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría." George Sand
Camino entre paredes ennegrecidas por la historia
para dejar de leer a los callejones medievales,
porque a los cielos acarician tejados puntiagudos
buscando variables en mis buhardillas y chimeneas.
Siempre entre siete colinas
en un apasionante camino que en cuerpo remata,
en laberinto de interminables cuestas y escaleras,
a tus bajas y altas, te admiro ya con un suspiro,
porque sobre mi el “Castillo de Piedra” sobresale
persistente eterno vigilante de etéreos azules.
Mis paseos en la vieja y nueva, ambas acostumbradas
porque desde el siglo XVII estas con adoquines,
preguntando a perpetua jalonada de palacios
silentes y mustios entre misterios, sombras y apariciones.
Es ahora mi duda por vos,
sabiendo que entre la gente no podré encontraros
y aunque a la “Colina de Calton” ascienda con neblina en
mi iris impide,
ya en nublado mi cielo se anuncia,
con lágrimas que corren desde encantada “Plaza
Parlamento”,
mientras la "Catedral Saint Giles" observa,
ni en lamentos o condolencia, siempre fría y gótica en
corazones.
Ausencia se respira en esta ciudad vieja y reinventada,
mientras turistas a fotografías a sir Walter Scott dirigen,
cuando a “Princess Street” caminando entre ellos quisiera
verte,
ya empapada en lluvias de la ciudad,
en mi solitaria banca anunciada, empapada con cabello a
falta de valía.
Como sopa entre la ropa espero, aun inscrita con mi
asiento,
nadie pregunta, no hay espera o ligero reclamo,
si a casa oso no haber llegado.
Clavel Rojo © Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados