Vi tus ojos brillar
en la intimidad de mi corazón,
vi tus ojos gritar
¡No! No puedo más...
Quebrantó mi alma
la locura de la razón,
marcando el paso sin...
sin ninguna explicación.
Vi tus ojos húmedos
marcados por el dolor,
del gran roble caído
que duerme, en espera de Dios.
Tu dolor... es mi dolor
la partida de quien te enseñó
las verdades de la vida
y que precisó... partir hoy.