Reloj de arena,
harto de hacer saltos mortales,
siempre volviendo a comenzar de nuevo,
sin conseguir hacer carrera,
las miradas constantes de recelo,
la indicisión para dar el paso decisivo,
pospuesta para convertirse en compunción,
en un silencio frustrado.
*
Días de pasiva tolerancia,
una sonrisa, acaso un beso
para iluminar los recovecos deprimentes
de una relación condenado al fracaso,
contando los minutos en noches
vestidas en prendas de luto
por un amor en un sepulcro sempiterno,
condenado a quedarse para siempre
cubierto por el polvo de la indiferencia.
David Thorpe ©®