A pesar de toda tu gran belleza,
siempre he creído en tu lealtad.
Siempre supe que tú eras para mí
y yo para ti.
Sin embargo, algo siempre
se interpuso en nuestro camino.
Como una barrera de cristal,
entre nuestros labios congelados.
No pueden tocarse para un beso verdadero.
Estoy seguro que algún día esta barrera
debe romperse.
Solo basta mirar al fondo
de nuestras almas enredadas,
donde reside la memoria del tiempo
de nuestros recuerdos.
Recuerdo esos días lejanos como ayer;
cuando nuestros cuerpos estaban cerca
y nuestros labios se tocaban.
Compartimos nuestro propio momento
de una verdadera pasión,
antes de que te perdieras
cayendo en ese oscuro abismo.
Pero otro beso,
puede rescatar tu memoria
de nuestro pasado,
donde fuimos condenados
a permanecer siempre separados.
Podemos derretir la maldición fría
con un toque cálido,
para que podamos encontrarnos de nuevo,
en pensamiento, cuerpo y espíritu.