Ah, hermosa azucena en este valle
eres miel en boca de serafín;
del ladrón codicioso su botín.
Ojalá entre mis brazos yo te halle.
Como la vagabunda de la calle
que se abre de uno a otro confín,
en mi corazón te extiendes afín,
por mi cuerpo, con lujo de detalle.
Azucena estival, ¿dónde estarás?;
tu aroma en este valle y nada más,
y tus caricias sólo en mi recuerdo.
Azucena querida, mi azucena,
nuestra pasión está llena de pena,
y ha convertido en loco a un hombre cuerdo.
Iraultza Askerria
http://iraultzaaskerria.wordpress.com/