Entre simas siniestras
aparatos de luz lucen
secretos alcobas sonrisas unánimes
y en esas escobas proteicas
las lascivias acometen su promesa;
son sueños de un vestigio
que decoran mis parcelas,
cuando las nubes son de tigre
y el sueño no enamora.
Amor de luz o amor de muerte:
cómo cumplir tu voz
en lo funesto de la noche!
Entre las simas a golpes
de dedos contrariados, indicadores
de números o palomas,
cuando la luz suplica su escorbuto
o su delicada semilla aplazada.
De amapolas un verde
amarillento campo desnutrido,
con sus balanzas bien provistas,
con sus dientes imperfectos, acometidos.
Sin embargo, las pupilas atraen
ornamentos de fetos, serpientes domésticas,
los sábados, cuando se acuclillan
las enormes decoloraciones incesantes.
Yo observo mi lado fúnebre
el estigma de la pretensión, su sonora
aspiración respiratoria, y vuelvo
a ser entre tinieblas y olvidos momentáneos,
cuando las palomas duermen
entre una lluvia lenta de llaves y pájaros.
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