Cuando no estás mi mundo huye, y mi rostro se convierte en un espiral, los recuerdos son agujeros que me atrapan.
Cuando estás una sonrisa me vuelve a la realidad, me transformo en hablantina (y hay pocos hombres que soportan eso de una mujer, pero sé que mi voz te encanta) los detalles se vuelven importantes, pues alargan el tiempo hipnotizante de tus ojos... Y tu cuerpo.