Ahí estás y te veo
¿Son tus pupilas el imán que ata mi mirada
O tus cejas arqueadas interrogadoras?
No sé no lo creo
Estás allí sentada a la distancia de mi mano
Y siento ese calor cercano
Que desprenden tus palabras
A mí oído
Veo el cándido alarido de un dolor que a lo lejos zarpa
Cuando en silencio ajeno
Me privas de tu palabra
No, no es eso, no es tu misterio
Mi atracción
Es tu alma, tirada a un rincón
De ti, por ti misma,
Dentro de tu cuerpo se ensimisma
Y mira por sus ventanas
Me habla con tu mirada
Me toca con tus palabras
Y al buscarte dónde no estabas
Te encierras hasta de ti
Donde otro alcanzarte pudo
Se observa una cicatriz
Y otra, y otra, que usas hoy de escudo
Para esconderte de mí