He bailado boleros con el diablo
hasta olvidar el olvido bebiendo a sorbos
continentes submarinos agrestes;
controlados eran mis movimientos hasta perder
la razón
con los cuidados que me procura la suerte
de conocer el conocimiento de la vida
y el sentido de la muerte.
Pudiendo arder al contacto del fuego
promovido por artesano fiel
a Lucifer
siempre viviendo deprisa,
sin mirar a los lados
y jugando a los dados
con el destino
de mi camino,
podía haber terminado fiambre
pero terminé alambre
que sujeta deudas con hambre.
Dos pagarés por hijos me tienen cogidos
de los huevos hasta su madurez;
-no la mía-
pues si esa fuera condición propia
reventaría
pagando deuda hasta mi último día.
No puedo decir ni esta boca es mía
pues como todos sabéis
es frase de Joaquín Sabina,
pero la desdicha me permite ultimar
mi última oda al mar;
sé que he hecho rima fácil, ese era
mi propósito de depósito.
A continuación viene lo bueno, les ruego
sean pacientes, pues su mente lo agradecerá.
O la humanidad es idiota, imbécil y gilipollas
o todo eso lo soy yo, nada tiene que ver
con gestas épicas o estilistas pijos,
quiero decir que con la punta del pijo
o la punta de la polla,
se lo dejo a su elección,
no somos más que miserables animales
sin más condición
que malvivir con nuestros males
y sufrir con nuestra adición.
¡Hasta aquí digo basta!
No puedo más, lo digo en serio
mi vida me ahoga, estoy sin pasta;
no veo salida, me veo en silencio
gritando sin pulmones un puto alivio
para tanta ausencia de alegría.
A veces veo con tristeza el brío
de la gente por querer respirar
más allá de sus propias razones;
es entonces cuando la envidia
se apodera de mí, y la insidia
de querer ser y no poder por ver
que más allá de mí no hay más
condición que mi soberbia.
Sí, no solo me consumo, me
rompo y me destrozo sino que
encima creo estar por encima de
todo.
Si alguien me comprende…
…que me compre.
Polonius