A un día soleado de enero te pareces,
Que te derrama su miel y su amor,
Te obsequia su mirra y su clavo de olor,
Bañándote en el oro con el que te enriqueces.
El aire me trae un romance lejano
Coronando la cabeza de los sueños,
Llevando las notas de días abrileños
Para que Mozart toque su piano ...
¡Que así fueran todos los días del calendario,
Cada hoja verde siendo un íntimo santuario
Donde se anidan dulces los febreros!
Y mientras Amadeus la música toca,
De un beso unes tu boca a mi boca
Proclamando la divinidad de Eros.