Te quise en tu presencia majestuosa;
te ame con vehemencia en tu reiterada ausencia ;
era un amor sin condiciones
en el que sacrique muchas cosas;
puse en juego la sensatez de mis emociones.
Te ame tanto que sacrifique mis convicciones
en busca de un oasis de ternura y de pasiones;
me humille hasta límites
despreciables
que me llevaron a niveles reprochables.
Te adore con trágica agonía
del que espera infructuosamente la calurosa cercanía
del ser amado, que por cobardía se ha esfumado;
de los momentos marcados por el tiempo,
que dejaron huellas imborrables,
mancillando los tiernos momentos
de un idilio deshonesto e inexplicable.