“Algo de mi traviesa niñez”
No me explico cuál fue el detonante
más, de pronto esta fría mañana
en inicio del mes de noviembre
raudo se me vino a mi memoria
de modo fugaz y recurrente
tiempo perdido en la lejanía
apenas con cinco años contaba.
Como si fuese un claro reflejo
recordé casi con gran asombro
detalles de mi infancia pasada
en la capital uribantina
Pregonero, campiña nublada
arrullada por aguas de un río
un par de edificios destacaba
en plena construcción para la época
Colegio de monjas para niñas
y sede de una entidad bancaria.
Al descuido de nuestros adultos
clandestinas reuniones nocturnas
cual pilluelos enfrentado un reto
en la segunda edificación no acabada
compartía infantiles secretos
que emoción producía cada velada,
de nosotros uno hacía de alarma
para que el celador no nos pillara.
Una guarida o casa de ladrillos
con nuestro gran ingenio levantada,
tenía ventanas al costado
fungía cual tienda de campaña.
Compartíamos allí el currunchete
preparado por nosotros mismos
con ingredientes de casa hurtados.
Esas eran reuniones de altura
en el pueblo había pocas moradas
que tuvieran un segundo piso
y grupo de niños pueblerinos
de indómitos sueños en marejada.
Hermes Varillas Labrador
#FormandoCiudadanía” & “#ElArcoIrisDeLosNiños
* currunchete: Dulce típico de los Andes venezolanos, preparado de manera muy fácil con dulce de papelón, llamado también panela, y, mezclado al fuego con trozos de queso, pan dulce y un toque de especias y en algunos casos miche callejonero