Doloroso final a falta de un delito
ardiente, como el toro le llega su luto
barro se llamaba (decía) dejó su grito
con su silencio amoroso y corazón impoluto.
Yo me fío de su palabra y no la dejo escapar,
se me queda en el alma y a ella está sujeto,
a la vida uno se ata y vuela sin parar:
el pastor con sus ovejas, la Poesía reveló su secreto.
Sed de morir despacio, bajo la tierra elegida;
vida, muerte, amor, escrito y enterrado,
no hay más luz sus ojos abiertos sin vida
ansiado por el plomo, vida y amor nunca callado.
Febrero 2.023
NACHO REY