Roberto fue un joven campesino
Ágil, de andar ligero
Se forjó bravo su camino:
Pues de los rebeldes era mensajero
Presumió sus pies desnudos
Como Espartano guerrero
Pero Celia los vio huesudos
Y le regaló una botas de vaquero
Mas no le bastaba una vida no agitada
Como simple recadero
Tenía alma de diablo encarnada
Y decidió encarar al che el muy bandolero
Yo quiero combatir le gritó
Tengo la fuerza y la pasión
No me verá morir exclamó
Puedo disparar y asaltar como en la televisión
Audaz y certero
Sin conocer el miedo ni la huida
Iba siempre de primero
Así era el líder del pelotón suicida
Había tomado su decisión el capitán
Se marchaba en la invasión a occidente
Iba a hacer lo que otros no harán
con el pecho rumbo a las balas, desafiando a la muerte.
Estaban ya en Santa Clara
Combate feroz y ardiente
Y él osado como siempre
En busca de una posición de ventaja
Alzó su torso pudiente
Y una bala le impactó en la cara
Se acerca agitado, un soldado con el rostro descompuesto
Ernesto, comandante, se nos ha muerto Roberto
Guevara, sin dar crédito al ultraje:
¿Qué pasa compañero?
No entiendo ese mensaje
Comandante no es broma, lo dije y lo repito
Se nos fue el vaquerito
Fue todo tan confuso, inesperado
Un hecho ajeno a la realidad
El che anonadado
Lleno de perplejidad
de lo peor que a pasado
Exclamó: Una vil atrocidad
¡No es uno, sino cien hombres los que han matado!