Gabriela Araceli

Me Siento

No estoy segura si estoy recayendo en mi depresión. No estoy segura si mi cabeza quiere caer de nuevo en su ansiedad. De lo que estoy segura es que no siento mucho. No me siento contenta cuando debería estarlo ni me siento triste. No me siento cansada y tampoco me siento con energía. Me siento vacía. 

 

Me siento poco importante, me siento simple y sin chiste. 

Me siento que no estoy en donde estoy. Siento que no pertenezco, me siento usada y olvidada. Me siento innecesaria y a la vez requerida. 

 

Me siento sin sentimientos pero ando en automático. Hago lo que tengo que hacer a diario pero no tengo ganas de despertar en las mañanas, no tengo ganas de dormir por las noches y aunque locos y absurdos y a veces terroríficos mis sueños son mi escape. 

 

Me siento sola aunque acompañada. Me siento cansada y exhausta. No se siente un hogar mi casa y a la vez me da miedo salir de él.

 

Me siento sin voz, callada. Como si mi alma se hubiese vuelto muda. 

Me siento ingenua, tonta sin entender que me falta por entender. 

 

Me siento flotando en el aire y mientras veo mis pies sobre la tierra.

Me siento corriendo sin acelerar mi camino, me siento alejarme de nada.

 

Así se siente sentir nada. Así es no sentirte algo.

Así es verte y no encontrarte. Es mirarte en un espejo y no reconocer tu reflejo.

Sentir que no te sientes a ti misma y no tener fuerzas ni querer tenerlas para cambiar. 

 

La depresión se siente y no se siente, se ve y no se ve.

La depresión te abraza y no te suelta. La ansiedad te aprieta y te ahoga.
Y las dos te matan lentamente en una oscuridad, en la que ves todo y no sientes nada.