Te has convertido, inminentemente,
en el modelo más fiel de mi motivación
y en tu recorrido inevitablemente desdibujo
mis vivencias, en las que tuve sosiegos,
mas también prescindí en gozarme de oropeles
soñando tras cabritos y ovejas,
-en el verdor de esos pastizales viviendo al natural-,
por el encanto de las anchuras que rodeaban mi cabaña.
Benditos aquellos momentos ocultos en mi mente,
mas hoy también me da gran contentamiento
careciendo ya de lo que añoro: esa magia de mi niñez,
al saber que siendo adulto poseo la delicadeza
de rodearme de seres que portan magia de ángeles,
con el don que inusitadamente en ti he encontrado,
aunque con mi recato... aunque con mi falta de constancia,
tus destellos son en secreto mi inspiración.