Te esperaba y no has venido a esta orilla
se cimbra el mimbre al viento
el arco y la flecha esta vez no.
Para qué la caña sin río
de dónde la fuerza que dobla el destino
como plastilina.
Cómo volver sin haber partido.
Desde cuándo es tuyo el silencio.
¿O te has perdido?
Es junto al caño del olivo fecundo.
Al otro lado del sauce del lamento
cuyos cabellos esconden tus pasos
al fondo del pasillo.
La cama sin hacer el armario vacío
llena la maleta de tu adiós
callado, oculto, triste.
Cuanto atrás queda para mí
te lo has llevado contigo,
pero delante queda la vida
como la cocina, llena de cacharros
por usar, por fregar, por disfrutar.
El lavavajillas limpio, el frigo lleno
y la canasta con mi ropa sucia para lavar.
Sigo en esta orilla, donde ya no quieres estar.
¿El amor? ¡Buen viaje tenga el amor!