A veces te olvidas de mi nombre.
También de mi cara, mi voz y mis palabras.
Pero da igual, porque me ves, me escuchas y me llamas.
A veces te olvidas de mi nombre.
O de que estuve ayer. ¿Dónde estuviste?
No importa, porque mañana será hoy y ayer ya es tarde.
A veces te olvidas de mi nombre.
De quién eres, quién fuiste.
Y aquí estoy yo, recordando tu nombre, todos aquellos días que viviste.