Como una nube oscura
en el cielo nocturno
sombrean cúmulos de infortuna
sobre un ser taciturno
cuya melancolía es su triste enemiga...
Demasiadas estrellas brillando
se pasean en vano
iluminando un Mundo
que está al alcance de su mano,
como esa vida
que cada día le da la bienvenida
y que sin embargo
su alma herida mantiene esquiva...
Él es un simple espectador
de una fantasía nacida
de un corazón
cuya vida es un sueño...
Mientras, el gentío vividor
camina en la oscuridad
de una realidad de la cual
él nunca será dueño.
Al mismo tiempo en que el gentío
camina tras las tinieblas de la vida
éste pequeño observador sombrío
perdido, vuela distraído por las estrellas de la fantasía.
¡Bendita inocencia,
maldita realidad!
¡Soñada es la existencia,
vivida es la infelicidad!
¡Bendita sea la fantasía
que seca mis lágrimas
cuando mi alma llora!
¡Benditos sean los sueños
que dan color a mi existencia
en la ausencia de felicidad que mi alma tanto añora!
¡Es hora de despertar
sombrío ser
de ese cielo llamado fantasía
en el cuál tú tienes tanta fe!
¡Es hora de caer
de ese cielo, el templo de los sueños,
para dejarte ver
en la Tierra donde las almas en guerra
no paran de enardecer
una batalla absurda contra su propio ser!
¡Es hora de volar
pequeño ser!
Es hora de volver al lugar
donde la crueldad
es el cielo reinante
de una batalla cuya sangre es el color del cielo en el amanecer.
Ser sombrío
mejor no despiertes,
allá en el cielo,
en el templo de los sueños hay felicidad
mientras que aquí en la realidad
solo hay crueldad, hastío y muertes.
Pequeño ser, nunca dejes de volar por el cielo de los sueños hasta lograr tu destino,
con ellos le darás color al Mundo oscuro en el que vivimos...
El cielo de los sueños, es esa alma amante que pisa la Tierra de los seres cuyo deseo es la felicidad.