Cerbero, el perro del infierno
Cuenta la historia entre mitos y leyendas de cuentos fantasmales
Nunca antes visto, ni oído en las penumbras sombrías de los matorrales
Del reino invisible del inframundo de llamaradas de fuegos infernales
Lugar incandescente profundo, lóbrego y sombrío de figuras y adefesios descomunales
Mazmorra de tormentos y sufrimientos de alaridos espeluznantes y de engendros bestiales
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Y allí en las puertas del averno, estaba Cerbero solitario cabizbajo y en el olvido
Abominable perro del infierno de tres cabezas, guardián de lucifer del inframundo aparecido
Con cabezas de serpientes que colgaban del espinazo y con cola de dragón terrorífico y temido
Cancerbero, sabueso y mítico centinela de Hades, de las puertas del infierno reconocido
Sitio neblinoso, triste y melancólico de lenguas de fuego, que arden por siempre permanecido
Cancerbero del reino de las sombras siniestras y macabras, lleno de alaridos espeluznantes convertido
Bestia mitológica con fauces sulfurosas y olor a cenizas de tizón de llamaradas que arden con sus ruidos
Cerbero, perro maligno y siniestro del infierno, con influencias demoniacas de hocico con maldad encendido
Centinela del más allá de aullidos lastimeros, presagiando la muerte de aquellos seres maléficos, sus preferidos
Envuelto en tinieblas de oscuridad, espanto y terror, de neblinas y brumas de engendros desconocidos
Con sus filosos colmillos, escurriendo de sus fauces sangre putrefacta y salivando babaza del forajido y del malhechor sorprendido
Cancerbero que viaja entre sombras de las penumbras con el hedor insoportable a putrefacción de muerto, exhalando del cansancio sus resoplidos
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Y el día menos pensado, sin fecha ni calendario, Lucifer envió a Cancerbero a una misión escalofriante y tenebrosa
Hacer cumplir el pacto de la ambición y el deseo de la riqueza ardiente y fabulosa
De aquellos seres que le vendieron el alma al diablo, de la avaricia y del poder con artimañas maliciosas
Viene a llevarse el alma con todo y cuerpo del invocante, que se esconde y se escurre en sus laberintos de sudores presurosa
Ni la sal, ni la plata, ni el oro, ni el perdón de sus confesiones lo salvan de las llamas ardientes espeluznantes y horrorosas
Y Cancerbero con sus fauces le clavará sus colmillos, arrastrándolo hasta el inframundo en las brumosas sombras
Seres que cayeron en el deseo de poder y se entregaron a las fauces del mal y de la tentación de la riqueza monstruosa
Es el espíritu maligno y demoniaco que se adentró en sus cuerpos con sus vanidades, de egos y soberbias de poder suntuosas
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Y una noche oscura y tenebrosa se escucharon voces de ultratumba llena de temores y confusiones
De alaridos y gritos espeluznantes de miedos pavorosos que atemorizaban insultos de sus maldiciones
Estaban reunidos unos cuantos amigos derrochando sus riquezas mal habidas ufanándose de sus egos sin comparaciones
De pronto de aquella amena reunión se regó un aliento de azufre y olor a fuego en sus ocupaciones
En un parpadeo, con una velocidad asombrosa, el pánico se apoderó con sus exclamaciones
Y en suspiro estaba frente a los corruptos malhechores que habían vendido sus almas, el ángel de la muerte con sus transformaciones
El mismísimo Cancerbero del inframundo, incendiando con sus lenguas de fuego sus acaloradas mansiones
Sólo se escuchaba el tintineo de cadenas que arrastraban sus horripilantes obsesiones
Se había cumplido el plazo del pacto terrorífico y maligno y no había tiempo para prorroga, ni repeticiones
El perro del infierno venía por el cuerpo y el alma y con el pecado de la maldad de sus corrupciones
Sabueso infernal que vigila al acecho a seres malvados con influencias demoniacas y sus obstinaciones
Se los llevó en cuerpo y alma al inframundo, ardiendo en llamaradas de fuego vivo sus instalaciones
Y allí sólo quedaron unas cuantas cenizas humeantes, borrándose el poder y la riqueza y todo vestigio de sus encarnaciones
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No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza, ni deuda que no se pague
Ni pacto con el demonio que con sus riquezas a la conciencia débil halague
Ni poder, ni mandato maldito que la corrupción con sus riquezas mal habidas no naufrague
Ni la vanidad, ni el ego, ni la soberbia con licor al cerebro embriague.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga febrero 13-2023