Hoy el cielo,
en su dimensión
sagrada,
acoge el alma
de un ser humano
que surca
los aires del porque.
La vida eterna
se eleva
a su regazo eterno,
dejando estelas,
alumbradas
por estrellas,
diciéndole adiós
a la tierra
con sus lúgubres
momentos.
Todo discurre normal
en el mundo celestial,
desde donde ve
la vida de cada mortal,
que insiste
por la libertad
y la felicidad,
que con fe
han de lograr