Sonríe el alma rejuvenecida
con el rocío del amanecer
que alienta sin ensombrecer
la esperanza cálida y nutrida.
Sonríen los suspiros de la vida
cuando el aliento se fortalece
y el nuevo ímpetu aparece;
Sonríen los anhelos en la espera
tardía, lenta, mustia y altanera,
pero, sonrie. El sendero florece.