Fue mi suerte nacer en Nicaragua
donde vibra grandiosa melodía;
donde habita la regia sinfonía
que de luz es magnífico paragua.
Muchas liras le sirven de piragua
al zorzal de la dulce poesía;
que navega en las olas de armonía
del romántico lago de Managua.
Esta tierra al idioma le dio brío
y es vertiente de eméritos poetas;
y me basta nombrar al gran Darío
cuyo verso bordó de mil violetas;
y su gloria y grandioso señorío
tiene lustre de mágicas trompetas.
Autor: Aníbal Rodríguez.