Desde que me amo la vida pasa por un carpe diem,
ingresa como un torbellino y dejo
que me acaricie hasta los huesos.
Emprende a cada paso la pasión y en un impacto,
mueve mi pluma distraìda.
Las palabras piden socorro,
y loquitas doblan cada esquina de las hojas,
Y asi lo hacen, con todas las ìnfulas,
como pidiendo una catarata que quepa en la sed de actuar.
Estalla y el fuego me quema y ya no importa,
porque desde el cenit me asombra la fuerza,
la paciencia de envolver mis restos y sacudir
lo que no puedo evitar: la vida que me convoca,
me dice que puedo con todo y con todos.
Desde ese camino que desprende la polvareda del inicio hay un trampolìn que trepo y suelto
Es que soltar y dejarse amar en cada fibra,
rueda siempre por lo que soy, una enamorada,
una romàntica empedernida, una loquita por
y para mi, un alma que siembra y no mira lo que trepa,
asì el otro me ve con la seguridad de mis palabras,
el deseo profundo de dejar en el instante,
mi rumbo y la repentina escena cotidiana.