¿Cuanto aguanta un amor desesperado
que vive ilusionado;
si le niegan la luz fosforescente
del suspiro que anhela vehemente,
y sueña tristemente
esperando con ansias ser amado?
¿Puede acaso vivir apasionado,
de ensueños embriagado;
si le cierran las puertas bruscamente,
y le hieren el alma lentamente
con gesto indiferente,
que desgarra su pecho enamorado?
Me pregunto si acaso las pasiones,
la razón con sus flamas la encadenan,
y orgullo lo cercenan
convirtiendo el honor en prisionero.
Pero pienso que es fuente de emociones
esos sueños divinos que almacenan;
los acordes que suenan
como el trino glorioso de un jilguero.
Autor: Aníbal Rodríguez.