Querías soñar y ver el mundo de otra forma.
Ahora faltas a tus citas: tus alas baten alto
y yo que estoy llegando ya casi sin aliento
creo que me caigo si pierdo la concentración.
Me hice el dueño de este asfalto
a fuerza de años estando tan solo
con mi vida toda en un cajón...
Estoy muy lejos, pienso,
pero no veo otro plan mejor;
y si por recompensa me llevo
un día de los tuyos
valió la pena el que me drogue.
Este ya es el fin de mis neuronas,
el fin de todo cuanto he concebido en vida
inmerso en una habitación
cuyas paredes se estrechan
para que salga de mí el jugo
por la ventana abierta al sol.
Y si buscas la entrada
en un arranque de locura
te llevo a mi sitio en las alturas
donde si sobra uno qué hacen dos.
No tengo noción de dios
en este sucio cielo:
voy guiado por mis antojos
hasta que lleno mi cofre de ilusión
y afianzo mi sendero
a un gesto sincero,
así ya no me revuelvo en un rincón
simulando que es por los nervios si estoy incómodo,
que estoy pegando el estirón
y si no me inspiro es porque falta el apoyo de tu voz
en estas horas señaladas para el trance
cuando no haya percances
y yo me recobre
del golpe y dé otro a cambio.
Ves correr mi sangre y sudor por el valle
con mis lágrimas mezclándose.
Todo son puertas que se abren
entonces cuando yo me quedo solo...
Busco un brillo por el suelo
y quisiera pillar un vuelo
y hacer el viaje de mis sueños pero
no me da el sueldo para tanto.
Si acaso no me salvo
tenme presente por siempre en el recuerdo.