Curiosas lumbreras
encienden los faros
registran el sino
de íntimas esferas.
De verdad son caros
a nuestro destino
importan de veras
-si no son avaros-
el nocturno vino,
la noche que esperas.
Y ritman derroche.
el canto de ranas,
los grillos entonan:
tenemos la noche.
Nos cubren las ganas,
árboles pregonan
-y ningún reproche-,
no importan las canas,
el amor detonan
en nuestro trasnoche.