Alma que te llevas lejos mis cavilaciones,
que arrastras mis ojos para no mirar,
mis manos temblorosas duelen hoy,
mi pluma del vacio yermo... hoy es puñal.
Quiero escribir pero mis dedos se crispan,
un sentir arraigado en el profundo pesar,
palabras no dichas esconden dolor,
un calvario ajeno me hunde en la tristeza.
Pierdo los dedos entre palabra y palabra,
no es morir lo nefasto de mi pensar hoy,
no es mi cuerpo que lleva la pesadumbre,
ni mi sangre la que se muere inutil hoy.
Es otra sangre, otras muertes y el infierno,
almas que antes morirán de miedo silente,
un invasor infame que arrasa la muerte, maldita guerra donde moriran mil veces.
Debería dejar las manos quietas o atadas,
mis ojos cerrados y mis oídos sordos,
mi alma fuera del mundo caer en la nada,
o quizás, no escribir sobre la demencia.
Algun día la maldad tendra una cara,
y manos de sangre muerta serán negras,
corazones negros impiadosos y salvajes,
sus muertos algún día visitarán sus almas