La inquietud en mí penetra
y anida mi pecho somnoliento,
y quiere ser como ave rapaz
para carcomer los sentimientos.
Sentires que siendo vientos
en las praderas del paraíso,
ahora cenizas son errantes
en un cielo oscuro y frío.
Mi dicha rota y mi corazón
trajéronme el júbilo pleno.
Sólo el amor genuino
traspasar puede lo eterno.
La ola de la angustia abre
una llaga de pensamientos,
y trae a mi anhelo incesante
la evocación de tus besos.
¿Quién diría que el amor hiere
como la daga de un asesino,
y quién pensaría que tortura
y mata la plenitud del destino?
La inquietud en mí despierta
un hondo dolor de lo incierto,
trae a mi memoria las ansias
que atravesaban los sueños.
Sueños que se unían a lo hondo
de todos los sueños compartidos,
que tu y yo recolectábamos
cual mariposas y grillos.