En el áspero manto de rutina
se deslizan mis días lentamente;
y sintiendo del tiempo lo inclemente
la semilla de hastío en mi germina:
Y recuerdo tu imagen venusina
y quisiera mirarte nuevamente;
pues pensando el ayer tan esplendente
pesadumbre mi espíritu domina.
Con la noche cayendo a mis espaldas
te imagino coqueta en el espejo;
colocando en tu pelo las guirnaldas
que adornaban tu frente y tu entrecejo;
¡y brillando tus ojos esmeraldas
de pasión me brindabas gran festejo!
Autor: Aníbal Rodríguez.