Quien diría que la desnudez provoca lujuria y obscenidad.
Tenemos un ambiente acalorado que recae en una estimulación abrupta.
No me mires si no vas a desearme,
no me toques si no vas a probarme,
y no provoques lo que no vas a disfrutar.
Claro es este deseo carnal, también imploro tu caricia, para que me lleves a experimentar lo sublime de tú paraíso.
Un cálido beso que se desenfrena enérgicamente despertando sentidos que alimentan nuestro fuego…
Concédeme tu magia erecta y ábreme los labios para sentir la suavidad de tu miel.
Déjame navegar en tus líquidos, y gozar de este trayecto del infierno al cielo, aliméntame de ti.
Fantasear en este jardín es lo que me hace volver a sentir.