Caprichosa y ladina señora
por qué causa siempre es mia
está cruel preocupación ingrata
qué genera en mí melancolía
por qué querer envolverme en tus amarras
procurandote con mis mejores gracias
si me hieres, me das penas y me matas
Esta pasión tan absurda y ciega
en la que duele tanta felonia
qué despliegas con inesperada perspicacia
tu que me dejas con las ansías locas
de un amor malogrado que desespera
y yo que te sigo en esta diligencia
Ella qué con insistencia necia
de su propia pasión que renace día a día
iluminando sus sombras de pasadas agonias
ella qué con amor y pasión me trata
y yo con desánimo y actitud ingrata
Ella qué en su luz que alumbra su corazón enamorado
para encontrar belleza en su camino desolado y olvidado
y yo que acuso desagradecido
qué es demasiado aburrido
seguir a esa alma de pasión en pena
Como luego dicen que en el corazón no se manda
y este terco qué enferma, prefiere en pena seguir a otro sin alma
Y a esa manceba qué su amor me entrega
yo la trato con pasión soberbia
y todavía me pregunta
porque causa siempre es mia
esta cruel preocupación ingrata
qué me hiere, me da pena y que me mata