Annabeth Aparicio

Luna

Tenía en mis manos

El maravilloso libro,

Que hablaba de un viaje a la luna.

El viento, tenía contextura

Casi insensible,no lo sentía.

Amante de la historia

Seguía leyendo

En el profundo silencio.

El proyectil había sido lanzado,

Seguía exitosamente

Su curso en el espacio

Con el brillante objetivo ya cercano.

Más cuando estaban 

A punto de llegar

Alguien me estaba hablando.

¡Era el capitán!

¡Eran sus compañeros!

¡Era un selenita!

¿Quién era?

Me detuve de continuar leyendo

Levanté mis ojos

Y lo ví a él de presto,

Y me enamoré,de tal encuentro.

Luego me sentí

Flotar en la nada,

Mis pies no sentían el suelo,

Desapareció todo

Y sentía que me elevaba

Me acerqué a él

A su boca, a su beso.

Sólo éramos los dos

Sin nada ni nadie alrededor,

El mundo se quedó en el olvido,

Sólo recuerdo

Que de Verne era el libro.

Cuando acabó el beso,

Volví a sentir debajo el suelo,

Y volví a sentir el viento

Llevándose mi pelo.

Nos sentamos,y él me preguntó:

–¿Lees de la Tierra a la Luna?

–Sí–con un suspiro,le contesté yo.

–¿Crees–siguió él–que a la luna se puede viajar?

–¿Cómo lo puedes dudar? ¡Oh, claro que a la luna se puede llegar!

Todo soñador, poeta enamorado, 

Explorador, aquel que puede amar, los locos apasionados y líricos,

Esos somos

Los que a la luna acostumbramos viajar. 

¡Oh, Luna, qué bello acariciar 

tu esplendorosa tes,

Me siento viva!

¿No ves amor mío?

Que al acercarme a tí,

Al sentirte,

Al ver tus ojos 

Llenos de literatura,

Al tocarte,

Al tener tus manos 

Para alcanzar tus labios,

A la luz de tu beso,

Te juro, con el alma,

Que he llegado a la blancura,

Que he contemplado y palpado el claror,

Que he acariciado

Con un beso,a la luna.