Tenía en mis manos
El maravilloso libro,
Que hablaba de un viaje a la luna.
El viento, tenía contextura
Casi insensible,no lo sentía.
Amante de la historia
Seguía leyendo
En el profundo silencio.
El proyectil había sido lanzado,
Seguía exitosamente
Su curso en el espacio
Con el brillante objetivo ya cercano.
Más cuando estaban
A punto de llegar
Alguien me estaba hablando.
¡Era el capitán!
¡Eran sus compañeros!
¡Era un selenita!
¿Quién era?
Me detuve de continuar leyendo
Levanté mis ojos
Y lo ví a él de presto,
Y me enamoré,de tal encuentro.
Luego me sentí
Flotar en la nada,
Mis pies no sentían el suelo,
Desapareció todo
Y sentía que me elevaba
Me acerqué a él
A su boca, a su beso.
Sólo éramos los dos
Sin nada ni nadie alrededor,
El mundo se quedó en el olvido,
Sólo recuerdo
Que de Verne era el libro.
Cuando acabó el beso,
Volví a sentir debajo el suelo,
Y volví a sentir el viento
Llevándose mi pelo.
Nos sentamos,y él me preguntó:
–¿Lees de la Tierra a la Luna?
–Sí–con un suspiro,le contesté yo.
–¿Crees–siguió él–que a la luna se puede viajar?
–¿Cómo lo puedes dudar? ¡Oh, claro que a la luna se puede llegar!
Todo soñador, poeta enamorado,
Explorador, aquel que puede amar, los locos apasionados y líricos,
Esos somos
Los que a la luna acostumbramos viajar.
¡Oh, Luna, qué bello acariciar
tu esplendorosa tes,
Me siento viva!
¿No ves amor mío?
Que al acercarme a tí,
Al sentirte,
Al ver tus ojos
Llenos de literatura,
Al tocarte,
Al tener tus manos
Para alcanzar tus labios,
A la luz de tu beso,
Te juro, con el alma,
Que he llegado a la blancura,
Que he contemplado y palpado el claror,
Que he acariciado
Con un beso,a la luna.