Pilar Luna

LOS MENSAJEROS

Alzando las banderas,

insurrectos y rebeldes

cruzan el laberinto,

trazan surcos rectos

con el pensamiento

y caminan bajo

la soledad liberadora

que empuja al desierto,

excavando en la tierra

ilimitados acantilados

buscando los signos de la vida.

 

La voz del origen,

que sacude los sentimientos

permanece sembrada

en su corazón

y alumbra la esperanza

como antídoto sereno

contra el desconsuelo.

Para defenderse del mundo

difuminan la pena,

sin reblar ni sucumbir,

siguiendo las señales

en una senda infinita.

 

La inquietud volátil

llega con los pájaros,

seres alados

que, deshaciendo nudos,

despejan la confusión,

custodian el camino

y traen buenas nuevas

a los poetas

desde ese lugar difuso

donde no existen

ni el espacio ni el tiempo,

y al que, irremediablemente,

conduce nuestro destino.