Tus brazos han sido como alas de mariposa,
llevándome por jardines, mostrándome el mundo,
cuando tu mirada abrió la cerradura,
y despegaste mi alma que tapizaba las paredes,
adherida por el pegamento déspota de la soledad,
abrazada por la noche trágica y tenebrosa.
Se abrió la ventana,
y tus alas sedujeron la libertad,
mi vida floreció en tus labios,
que arden como rosa enardecida,
tus palabras derraman lisura,
besando los silencios,
descartando las distancias.
Me invitaste a volar,
hasta descubrir la luz y la blancura,
de tu descaro y locura,
que enamora al ángel y al impuro,
derramando sueños como lunas,
con tu andar sutil cual mariposa.
Tiembla mi mano al acercarse a tu boca,
al surco de amor y fuego,
que ella provoca.
Tiembla mi cuerpo en la hoguera de tu vientre,
con la humedad de sus llamas,
que germina mi semilla.
Tiembla mi alma en la gloria de tu sexo
cuando tu caricia es un lirio,
Y mi pasión es ensueño