Que te puedo dar
que no sea poco.
el latir de todos
mis latidos,
el calor de mis
manos curiosas,
y la humedad
de mi boca salada.
Te puedo dar
mis mañanas y noches,
mitad de todo
lo que pienso y siento,
el pedazo mejor
de mi vida
y mis gastados
años de viejo.
Te doy mi sombra
para tu sombra,
mis desvelos
y mis sueños,
la palabra jamás
dicha al viento
y la intimidad
de mi vida despierta.
Te doy mi corazón
para tu pecho.